Nombre completo: Yaiza Dream
Edad: 16
Raza: Cazadora de sombras.
Descripción física: Tiene un pelo a media melena de pelo negro azabache de forma que resulta cómodo, siempre revuelto, con una punta hacia un lado y otra hacia otro. Es menuda, muy bajita, sin embargo tiene un cuerpo desarrollado, la piel es pálida y suave, pese a su apariencia de inocencia y fragilidad, tiene una gran forma física. Los ojos son azules, penetrantes y brillantes, a parte de enormes y expresivos, enmarcados por unas largas pestañas.
Descripción psicológica: Es alegre, jovial, extrovertida, en pocas palabras, una total hiperactiva, capaz de sacarle una sonrisita a cualquiera, no parece capaz de dejar de moverse, sin embargo, las apariencias engañan, pues muchas veces, Yaiza se vuelve seria, segura de sí misma, oscura, sarcástica, peligrosa...en pocas palabras, da miedo. Ésto la convierte en una muchacha casi bipolar por la manera que tiene de alternar sus dos personalidades.
Otros datos: Lleva siempre un collar de plata en forma de lobo, regalo de su madre, junto con un pequeño botecito de color rojo, que guarda dentro una sola gota de agua bendita. Además, tiene un tatuaje de ying-yang tras la oreja, y una estrella de cinco puntas en la muñeca. Suele decir "nipah" de vez en cuando, de forma infantil y positiva.
Historia:
Nací en Nueva York, pero mi madre era una Cazadora de Sombras española, de ahí mi nombre. Ella deseaba para mí una vida normal, elejada de los demonios, pero mi padre quería que yo fuera una gran Cazadora, tal y como ambos lo eran.
Así, tanto mi hermana gemela Noelia como yo, crecimos alternando ambos mundos, por la mañana ibamos al instituto, aprendíamos, pasábamos el tiempo como mundanas, por las tardes, entrenábamos el doble, hasta que el cuerpo nos dolía y los músculos no nos respondían, para llegar a ser Cazadoras de Sombras.
Con el tiempo, llegó nuestra primera caza, teníamos ocho años, ni uno más ni uno menos, corríamos por las alcantarillas tratando de huir de un demonio, aterradas, pero no éramos lo suficientemente rápidas, el ser nos alcanzó, se echó sobre nosotras, dispuesto a matarnos...Pero una sombra se interpuso, mi padre, murió en mis brazos mientras Noelia se lanzaba contra el demonio llena de ira y acababa con él.
Al llegar a casa, mi madre se volvió loca de dolor, nos intentó alejar por todas las maneras posibles de ese mundo, temerosa de perdernos, pero nosotras cada día estábamos más metidas en la caza de demonios.
Finalmente, mi madre se hartó, nos echó de casa entre lágrimas diciendo que, mientras no dejaramos la caza de demonios, no podríamos volver.
Nunca lo hicimos.
Desde entonces, tanto mi hermana como yo, vivimos en una casa que pagamos entre ambas, esperando ansiosas el día en que mi madre nos perdone.